2 ago 2018

CAMPUS DE CINE MIGUEL PICAZO

El Campus de Cine, impartido en Cazorla, ha sido un curso intensivo, en el que, sólo 30 alumnos seleccionados, hemos tenido la suerte de aprender con grandes directores como Carlos Saura, Pablo Berger, Montxo Armendáriz, Puy Oria y Gracia Querejeta. Lo que puede aprender una de estos locos cineastas...

Desde aquí quiero dar las GRACIAS  a todos y a cada uno de los MAESTROS por vuestra paciencia, respeto y cariño con el que me habéis tratado; a mí y a todos los alumnos, quedándoos hasta dos horas más tarde hasta resolvernos las dudas, uno por uno. Eso no lo hace un profesor normal y corriente en su vida. Sabéis más de Literatura, Filosofía, Escritura, Música, Poesía y Arte que un Catedrático de Universidad...


De Pablo Berger he aprendido que hay que hacer lo imposible creíble a la hora de hacer una película. Escribir el guión desde el corazón; explorar todas las puertas para escribir la historia y, sobre todo, encontrar la musicalidad de las palabras. Por otro lado, también aprendimos a reflexionar tras ver cortos (qué es lo raro o lo que llama la atención, qué es lo que hace que avance la trama, el porqué de los personajes y objetos puestos de tal manera en escena, y muchas cosas más).

Gracias por escucharme y ayudarme a encontrar soluciones creativas con las historias infantiles que tenía en mente. Al final me quedé satisfecha con mi guión, aunque, como bien decías, es un primer borrador, y todavía podemos darle vueltas y explorar más caminos.



De Montxo Armendáriz he aprendido todo lo que siempre me hubiera gustado aprender en clase de Literatura, y que un profesor normal no explica. La primera vez que lo vi pensé que sería algo así como un filósofo de la vida, mezclado con un escritor bohemio. Y, en parte, no me equivocaba del todo...  Después de ver y de comentar cientos de cortos, pasamos a la acción: crear nuestra propia historia para presentarla a los productores y medios profesionales del sector cinematográfico. ¡En menos de un día! Tuvimos la noche entera para pensar, escribir, decidir, organizar y distribuirnos las partes entre cada persona de nuestro grupo porque, al día siguiente, nos esperaba la presentación, en la que tuvimos que hacer una exposición.

Mi grupo y yo decidimos realizar una webserie, una comedia con toques de humor negro, en la que contamos las aventuras y las desventuras de una youtuber aspirante a cómica y, en la cual, aparecerían personajes famosos conocidos por el público en cada capítulo, para tratar de enganchar a la audiencia. Nuestra idea fue todo un éxito, pues las preguntas realizadas por el público (ahora convertidos en expertos de T.V.) y por Montxo y Puy Oria, las defendimos a pie de cañón. Yo tenía la responsabilidad de explicar la parte creativa de la historia, en la que, gracias a mi cabeza humeante de ideas, lo conté todo cual profesional de Boomerang. Eso, y a mis locuras que me dan a la cabeza de vez en cuando por ser Sagitario... Al final nos aplaudieron todos y, tan contentos, nos sentamos para seguir escuchando las ideas de nuestros compañeros. Esa tarde la pasamos entre risas, buen rollo y ojo crítico.

De Puy he aprendido hasta el porqué del diseño de la imagen en la parte derecha de las revistas. Es decir, he aprendido de todo: a quién acudir para distribuir el guión, cómo distribuirlo, el dinero, las personas con las que tenemos que juntarnos, las asociaciones, los festivales, los concursos... Tengo la imagen de una máquina tragaperras de tanta información recibida...

Por cierto, lo de la fuente del agua: podéis beber tranquilos. ¡Vaya susto me disteis los dos! ¡Pero qué risa pasamos! Montxo, ya podemos escribir otro guión con todo lo del agua, ¿verdad? 😋

Gracias a los dos por enseñarme tanto, y sobre todo, por desarrollar, aún más, mi visión crítica y la observación. Montxo ha sido como un profesor-reflexivo, curioso, visionario y lleno de paciencia.




De Gracia Querejeta he aprendido que el tiempo es oro en televisión. Me quedo con todas tus anécdotas, consejos y vídeos que nos pusiste en clase. Ya sé que hay actores y actrices que les van bien una cosa u otra; que aprenden mejor si saben con antelación algún dato (o no), que trabajan mejor con broncas ( o todo lo contrario), que los hay quienes necesitan más ánimos y estimulación... y, lo más importante, al igual que dijo Antonio Resines y me dijiste tú: "si no te sale el texto, hazlo tuyo".

Con ella cerramos el curso de Cine. Si con los anteriores directores habíamos trabajado sin descanso durante muchas horas, cuando llegué a éste ya fue... Para mí ha sido el más duro, puesto que ya estaba cansada de haber venido de los otros cursos. Tenía la cabeza sobresaturada de tanto trabajo, no me descansaba ni un minuto... El segundo día comenzamos a grabar unas secuencias improvisadas. Íbamos por parejas. ¡Me vi por primera vez en la tele! Una cámara por ahí, después otra vez allí, luego de nuevo por allá... que si repite escena, que si ésto, que si lo otro... Yo la verdad es que lo veía todo demasiado lento, pero claro, era por tener sólo una cámara. El resultado: ya estábamos todos machacados, súper agotados. Y aún quedaba la última prueba...

Tras llegar a casa con la cabeza echando humo, me puse a leer el guión que nos había tocado. No me entraba. No veía a mi personaje. Lo leo. Lo vuelvo a leer. Le doy entonación. Ya parecía que iba saliendo. Conforme iba memorizándolo, menos veía al personaje. ¿Qué pasaba? Otra vez. Vuelta a memorizar. Y otra. Y otra. Me dieron las tantas con el texto, que al final acabé aprendiéndomelo a la fuerza. Seguía sin ver al personaje. No era mío. No me entraba en tan pocas horas.

Me levanté al día siguiente dispuesta a soltarlo todo y marcharme, porque sólo tenía ganas de descansar.  Empezamos uno por uno a leer nuestros textos. Imaginaros hasta llegar a 30... Cada uno tenía una historia diferente, y yo ya pensando que esto era como un puzzle sin solución. La cabeza me echaba humo y no me respondía. Al terminar todos, empezamos a grabar. Creía que me iba a tirar allí el día entero. Fallos. Volver  a empezar. Calor. Ruidos. Desconcentración. Se vuelve a grabar la misma escena tres o cuatro veces. Y así hasta llegar a los treinta.

Llegó nuestro turno. ¡Las últimas! La cabeza me hizo "click" y se me bloqueó tras dos intentos. Al principio iba bien; me sabía el texto de memoria, pero la cabeza no me respondía en ese momento. El calor, el cansancio, el sueño atrasado, la medicación... ese día estalló y, por mucho que intentara hacer lo de Antonio Resines, no salía. Lo que sí salió de allí fueron los buenos momentos y todas nuestras cabezas llenas de ideas, de recuerdos y de nuevas amistades. Todos nos apoyábamos unos a otros, compartíamos nuestras ideas, nuestros puntos de vista y mucho más.

Gracias también a todos los compañeros por haberlo hecho todo más fácil, sobre todo a Asun, Lucas, Pedro y al infiltrado (es broma, pero es que me hace mucha gracia) 😜



Y de Carlos Saura qué puedo decir... gracias por sus palabras. Daba respeto acercarse a un hombre tan culto como lo es este gran director español, pues una no sabe qué decirle o qué preguntarle. Hasta que llega el momento creativo y polifacético que compartimos los dos, y todo es mucho más fácil. "Ten cuidado con la cabeza creativa", bromeó el cinesta, dándonos a entender a todos que las cabezas creativas son las que cambian el mundo, ya que una persona curiosa es como un niño, y un niño siempre se sorprende ante todo porque le llama la atención todo lo que ve a su alrededor.




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