Soplaré las cenizas que nos quedan,
y por el viento gris volarán hasta tu pelo,
Bailaré sola en el salón,
apagaré las luces, y bajaré el telón,
y así, las pocas cenizas intentarán
que tú vengas a protagonizar la función,
y yo reabriré el teatro
sólo para los dos,
Mantendré por la calle el equilibrio en cada bordillo,
me hundiré en cada charco,
cruzaré mil calles, y no vendrás ni para verme llorar.
Mi función se quedará sin estrenar,
con las suelas desgastadas volveré a mi hogar,
y por el camino miraré al cielo.
Dejaré un papel doblado en el suelo, escrito,
para que lo recoja el viento.
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