Solo con sus recuerdos
tomó el último trago
para olvidar,
olvidarse de la noche
fría y oscura,
como María José,
que le dejó plantado
sin ninguna explicación.
A las seis de la mañana,
con los pies helados
se desveló.
Se desveló para buscar
algunas fotos y algo de miel.
No podía dormir
si no era feliz.
Y al rato sonó el móvil.
Ingresada en el hospital
tras un accidente,
en coma había quedado.
Él, hecho pedazos
y destrozado, prometió
no volver a beber.
Pasó toda la noche junto a ella,
solo con sus pensamientos.
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